Una charla entre Diablos
El Sobrino del Diablo – ¿Y cómo lograste llevar tantas almas al infierno en aquella época?
El Diablo ~ Por el miedo.
El Sobrino del Diablo – Ah, sí. Excelente estrategia; vieja y siempre actual. ¿Pero de qué tenían miedo? ¿Miedo a ser torturados? ¿Miedo a la guerra? ¿Al hambre?
El Diablo~ No. Miedo a enfermarse.
El Sobrino del Diablo – ¿Pero entonces nadie más se enfermaba en esa época?
El Diablo ~ Sí, se enfermaban.
El Sobrino del Diablo – ¿Nadie más moría?
El Diablo ~ Sí, morían.
El Sobrino del Diablo – Pero, ¿no había cura para la enfermedad?
El Diablo ~ Había.
El Sobrino del Diablo – Entonces no entiendo.
El Diablo ~ Como nadie más creía o enseñaba sobre la vida eterna y la muerte eterna, pensaban que solo tenían esa vida, y se aferraron a ella con todas sus fuerzas, incluso si les costaba su afecto:
- no se abrazaban ni saludaban
- ¡no tenían ningún contacto humano durante días y días!
- su dinero (perdieron sus trabajos, gastaron todos sus ahorros
- ¡Y aún se creían afortunados siendo impedidos de ganarse el pan!
- su inteligencia – un día, la prensa decía una cosa y al día siguiente, se contradecía
- ¡Y aún así se lo creían todo! – su libertad, no salían de la casa, no caminaban, no visitaban a sus parientes… ¡Era un gran campo de concentración para prisioneros voluntarios! ¡Jajajajajaja!
Aceptaron todo, todo, siempre y cuando pudieran prolongar sus vidas miserables un día más.